En el siguiente enlace podéis descargar una de las novelas ejemplares de Miguel de Cervantes, Rinconete y Cortadillo. Cada viernes haremos un comentario en clase de la lectura de una parte de esta novela corta. Para la próxima semana hay que leer desde la página 9 hasta la 19.
http://www.juntadeandalucia.es/cultura/bivian/media/flashbooks/lecturas_pendientes/rinconete_cortadillo/
lunes, 24 de febrero de 2014
jueves, 20 de febrero de 2014
"DON QUIJOTE DE LA MANCHA" Actividades para 1º de Bachillerato,
- Lee el texto y contesta a las siguientes preguntas.
a.
Divide el texto en partes.
b.
¿A qué género pertenece el fragmento de Don Quijote de la Macha?
c.
¿Qué tópico literario alude el caballero en sus dos primeras intervenciones?
d.
Indica en qué otra obra de la literatura medieval está presente este tópico.
e.
¿Qué le reprocha Sancho al caballero?
(…) Ninguna comparación hay que más al vivo
nos represente lo que somos y lo que habemos de ser como la comedia y los
comediantes. Si no, dime: ¿no has visto tú representar alguna comedia adonde se
introducen reyes, emperadores y pontífices, caballeros, damas y otros diversos
personajes? Uno hace el rufián, otro el embustero, éste el mercader, aquél el
soldado, otro el simple discreto, otro el enamorado simple; y acabada la
comedia y desnudándose de los vestidos della, quedan todos los recitantes
iguales.
–Si he visto –respondió Sancho.
–Si he visto –respondió Sancho.
–Pues lo mesmo
–dijo don Quijote– acontece en la comedia y trato deste mundo, donde unos hacen
los emperadores, otros los pontífices, y, finalmente, todas cuantas figuras se
pueden introducir en una comedia; pero en llegando al fin, que es cuando se
acaba la vida, a todos les quita la muere las ropas que los diferenciaban, y
quedan iguales en la sepultura.
–Brava comparación –dijo Sancho–, aunque no tan nueva, que yo no lo haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego, cada pieza tiene su panicular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
–Cada día, Sancho –dijo don Quijote–, te vas haciendo menos simple y más discreto.
–Sí, que algo se me ha de pegar de la discreción de vuesa merced –respondió Sancho–; que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos: quiero decir que la conversación de vuesa merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico; y con esto espero de dar frutos de mí que sean de bendición, tales, que no desdigan ni deslicen de los senderos de la buena crianza que vuesa merced ha hecho en el agostado entendimiento mío.
–Brava comparación –dijo Sancho–, aunque no tan nueva, que yo no lo haya oído muchas y diversas veces, como aquella del juego del ajedrez, que mientras dura el juego, cada pieza tiene su panicular oficio; y en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
–Cada día, Sancho –dijo don Quijote–, te vas haciendo menos simple y más discreto.
–Sí, que algo se me ha de pegar de la discreción de vuesa merced –respondió Sancho–; que las tierras que de suyo son estériles y secas, estercolándolas y cultivándolas vienen a dar buenos frutos: quiero decir que la conversación de vuesa merced ha sido el estiércol que sobre la estéril tierra de mi seco ingenio ha caído; la cultivación, el tiempo que ha que le sirvo y comunico; y con esto espero de dar frutos de mí que sean de bendición, tales, que no desdigan ni deslicen de los senderos de la buena crianza que vuesa merced ha hecho en el agostado entendimiento mío.
Rióse don Quijote
de las afectadas razones de Sancho, y parecióle ser verdad lo que decía de su
emienda, porque de cuando en cuando hablaba de manera que la admiraba; puesto
que todas olas más veces que Sancho quería hablar de oposición y a lo
cortesano, acababa su razón con despeñarse del monte de su simplicidad al
profundo de su ignorancia; y en lo que él se mostraba más elegante y memorioso
era en traer refranes, viniesen o no viniesen a pelo de lo que trataba, como se
habrá visto y se habrá notado en el discurso desta historia.
En estas y en otras
pláticas se les pasó gran parte de la noche, y a Sancho le vino en voluntad de
dejar caer las compuertas de los ojos, como él decía cuando quería dormir, y
desaliñando al rucio, le dio pasto abundoso y libre.
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