SEMPRONIO.‑ […]
Déjate conmigo de razones[1]. A perro viejo, no cuz cuz[2]. Danos las dos
partes por cuenta de cuanto de Calisto has recibido, no quieras que se descubra
quién tú eres. A los otros, a los otros con esos halagos, vieja.
CELESTINA.‑ […]
Calla tu lengua, no amengües[3] mis canas. Que soy una vieja cual Dios me hizo,
no peor que todas. Vivo de mi oficio, como cada cual oficial del suyo, muy
limpiamente. A quien no me quiere, no lo busco. De mi casa me vienen a sacar,
en mi casa ruegan. Si bien o mal vivo, Dios es el testigo de mi corazón. Y no
pienses con tu ira maltratarme, que justicia hay para todos, y a todos es
igual: tan bien yo oída[4], aunque mujer, como vosotros muy peinados. Y tú
Pármeno, no pienses que soy tu cativa[5], por saber mis secretos y mi vida
pasada, y los casos que nos acaecieron a mí y a la desdichada de tu madre[6].
PÁRMENO.‑ No
me hinches las narices con esas memorias. Si no, enviarte he con nuevas[7] a
ella, donde mejor te puedas quejar.
CELESTINA.‑ (Llamando.)
¡Elicia, Elicia! Levántate desa cama, daca[8] mi manto presto, que, por los
santos de Dios, para la justicia me vaya bramando como una loca. ¿Qué es esto?
¿Qué quieren decir tales amenazas en mi casa? ¿Con una vieja mansa tenéis
vosotros manos y braveza? ¿Con una gallina atada? ¿Con una vieja de sesenta
años? ¡Allá, allá con los hombres como vosotros, contra los que ciñen espada
mostrad vuestras iras, no contra mí!
Señal
es de gran cobardía acometer a los menores y a los que poco pueden. Las sucias
moscas nunca pican sino a los bueyes magros y flacos, los gozques[9] labradores
a los pobres peregrinos aquejan con mayor ímpetu […]
Como
nos veis mujeres, habláis y pedís demasías. Lo cual, si hombre sintieseis en
la posada, no haríais. Que, como dicen, el duro adversario entibia las iras y
sañas.
SEMPRONIO.‑ ¡Oh
vieja avarienta, muerta de sed por dinero! ¿No serás contenta con la tercia
parte de lo ganado?
CELESTINA.‑ ¡Qué
tercia parte! Vete con Dios de mi casa tú. Y esotro no dé voces, no allegue[10]
la vecindad. No me hagáis salir de seso, no queráis que salgan a plaza las
cosas de Calisto y vuestras.
SEMPRONIO.‑ Da
voces o gritos, que tú cumplirás lo que prometiste, o cumplirás hoy tus días.
CELESTINA.‑ ¡Justicia,
justicia, señores vecinos! ¡Justicia, que me matan en mi casa estos rufianes!
SEMPRONIO.‑ ¡Espera,
doña hechicera, que yo te haré ir al infierno!
CELESTINA.‑ ¡Ay,
que me ha muerto! ¡Ay, ay! ¡Confesión, confesión!
PÁRMENO.‑ Dale,
dale, acábala, pues comenzaste, que nos sentirán[11]. ¡Muera, muera! De los
enemigos, los menos.
CELESTINA.‑ ¡Confesión!
La
Celestina, Fernando de Rojas.
[1] Razones, excusas.
[2] Refrán: a quien es experimentado, no se le puede
engañar.
[3] Pierdas el respeto.
[4] También yo seré oída por la justicia.
[5] Cautiva, esclava.
[6] Que fue su amiga y como ella ha muerto.
[7] Con noticias a mi madre; le amenaza, pues, con
matarla.
[8] Da acá, tráeme.
[9] Perrillos.
[10] Atraiga, haga venir.
[11] Oirán.
ACTIVIDADES.
- Resume el
texto.
- Tema o la
idea principal.
- Divide el
texto en partes y haz un breve resumen de cada una.
- Indica el
género literario al que pertenece la obra.
- ¿En qué
época se escribió la obra? ¿Qué característica de esta época se refleja en este fragmento?
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